Tú qué la sangre alteras y envileces el amor,
cuando te veo te odio pero no resisto tu atracción
y al tabernero le pido un poco más de alcóhol.
Ahogas penas de forma extraña cual pócima de horror
y cuando embriagado despierto con el efecto de tu sabor,
no pienso que un día mis venas ardieron de pasión.
Traslúcido y traidor, engañas de los hombres el mejor
que encantado con el hechizo de tu calor,
se verá envuelto en fantasmas de su imaginación.
La mano temblorosa y mil sombras que veo con ojos sin valor.
Prometo no cruzar tu sendero ni balbucear tu canción
y al tabernero le pido un poco más de alcóhol.
La concentración de alcóhol en bebidas fermentadas es inferior a las espirituosas, que arrancan su graduación a partir del 15 ‘/, vol.
El vino por lo general suele oscilar entre los 10 y los 15 grados, frente los destilados que se presentan con el 30 por ciento de su volumen, pudiendo llegar a los 50.
En algunos casos el consumo de alcóhol entre los adolescentes, que no llegan a los 18 años de edad, empieza por diversión y termina en borrachera de fin de semana. Lo que supone un gran impacto para el desarrollo aún inacabado de los órganos y del sistema nervioso, afectando de manera notable a la personalidad.
La educación en los hogares y en la escuela sobre el consumo moderado es de vital importancia.
La práctica a diario de consumo de vino de manera razonable, no sólo aporta beneficios a través de los polifenoles que son antioxidantes , en especial el
resveratrol, sino que evita tanto la acumulación de colesterol en el torrente sanguíneo como ataques al corazón, aumentando la esperanza de vida incluso al cocinarse con él.
La baja concentración de alcóhol en una única copa de vino no daña al organismo.
El vino ha sido y es, un importante incentivo social, de negociación y festejo desde los comienzos de la historia, según muestran los vestigios arqueológicos a través de las representaciones iconográficas.
Así pues…
¡Levantemos la copa!